El pasado Lunes Santo fui a cenar con unos amigos (entre ellos una pareja de Madrid) al Casco Antiguo de Badajoz. Los sitios que no estaban cerrados estaban llenos, así que, tras mirar en unos cuantos, decidimos darle una oportunidad a "El Anzuelo de Oro", un nuevo bar en la Calle Francisco Pizarro, al lado de La Santina y casi enfrente del Chat Noir. Puede llevar abierto un mes como mucho. El bar se anuncia con la coletilla “desde 1971”, en referencia al antiguo Anzuelo de Oro, como si heredara su tradición y saber hacer.
En la carta predomina el pescado y los platos fríos. Pedimos cuatro raciones: calamares fritos (7 euros), cazón en adobo (8 euros), carrillada al vino tinto (9,50 euros) y pechuga de pollo a la nata (9 euros).
De las cuatro raciones, dos estaban sosas, la de carrillada y las pechugas de pollo. Y de calidad, normal. Lo peor de todo, con diferencia, fue la cantidad de las raciones, muy escasas. La más grande fue la de pechugas de pollo a la nata. Echad un vistazo a las fotos, que hablan por si solas. Digamos que pagamos tapas al precio de raciones. Eso si, no fue caro, pero no cenamos bien. Nos quedamos con hambre. De hecho, unos cuantos nos pillamos un kebab más tarde...
Este Anzuelo de Oro no es nada del otro mundo. El producto no destaca por su calidad y encima escatiman en la cantidad. No os lo recomiendo. Un servidor desde luego no volverá a pisarlo para comer.